Pero...¿Qué celebramos?
El año, según el historiador francés Jacques Le Goff, no es solo una unidad para la planificación productiva, un modo de computar la duración de la vida y de fechar los acontecimientos históricos. También está asociado al ciclo de las estaciones, que le confiere –para las diferentes culturas– una trascendencia religiosa, política y económica.
En muchas culturas, la celebración del Año Nuevo incluye la quema de un muñeco caracterizado como un viejo, para simbolizar la renovación de la vida. En la tradición contemporánea, los brindis, las reuniones, los fuegos de artificio y la preparación de menúes típicos son modos de convocar la buena fortuna para el ciclo que comienza.
Las sociedades y las instituciones han buscado siempre –por motivos de organización civil y de criterios religiosos– establecer formas de medición del tiempo, vinculadas a la celebración de los ciclos solares y lunares.
Sin embargo, a través de la diversidad de formas que asumen los ritos celebratorios, la necesidad de reunirse y de celebrar junto a los afectos el inicio de un nuevo tiempo se sigue revelando igualmente poderosa, capaz de reavivar sueños e ilusiones e impulsarnos a fijar propósitos y descartar rémoras del pasado.
Fuente consultada: http://portal.educ.ar/debates/protagonistas/historia/ano-nuevo-asi-pasan-los-anos.php
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